sábado, 22 de septiembre de 2007

Exilio

Exilio es el nombre del siguiente relato de Hector G. Oesterheld, extraordinario escritor y guionista argentino. Por si no lo conocen, escribió los textos de El Eternauta, para muchos la mejor historieta argentina. Ahi va...



Nunca se vio en Gelo nada tán cómico.
Salió de entre el roto metal con paso vacilante, movió la boca, desde el principio nos hizo reir con esas piernas tan largas, con esos dos ojos de pupilas tan increíblemente redondas.
Le dimos grubas, y linas, y kialas.
Pero no quiso recibirlas, fíjate, ni siquiera aceptó las kialas, fue tan cómico verlo rechazar todo que las risas de la multitud se oyeron hasta el valle vecino.
Pronto se corrió la voz de que estaba entre nosotros, de todas partes vinieron a verlo, él aparecía cada vez más ridículo, siempre rechazando las kialas, la risa de cuantos lo miraban era tan basta como una tempestad en el mar.
Pasaron los días, de las antípodas trajeron margas, lo mismo, no quiso no verlas, fue para retorcerse de risa.
Pero lo mejor de todo fue el final: se acostó en la colina, de cara a las estrellas, se quedó quieto, la respiración se le fue debilitando, cuando dejó de respirar tenía los ojos llenos de agua. ¡Sí, no querrás creerlo, pero los ojos se le llenaron de agua, de-a-g-u-a, como lo oyes!
Nunca, nunca se vio en Gelo nada tan cómico.

lunes, 27 de agosto de 2007

esperanzado porvenir


Hoy,desde mi humilde lugar de reposo, en el cual busco elevarme por sobre la percepción de la realidad , que constantemente empaña con un manto de sombras todas mis ideas y las moldea de a poco transformandolas en insoportables deseos macabros, que pujan por expresarse en una agotadora lucha interna contra ya desgastados y débiles valores ,que en una epoca distinguían mi asquerosa presencia , no puedo evitar sentir una gran satisfacción por el comienzo de este proyecto , que en cierta medida busca desalentar a ellos, sí , a ellos que quieren vernos formar parte de la mediocridad en la que se mide a una persona por su aspecto, sus pertenencias , su rol de produtor y consumidor de basura en serie, su parecido a algún imbecil que es tomado como modelo por su condición de popular y/o exitoso por una sociedad en decadencia , donde cualquier proceder autodestructivo parece mas sensato que soportar esta mierda.

domingo, 26 de agosto de 2007

Evolucionismo Versus Creacionismo

Esta discusión no debería existir.

Cualquier persona astuta, curiosa y pensante de este nuevo siglo no debería rebajarse a una interpretación literal de la Biblia. Se puede comprender que en otros tiempos muchos cristianos (casi todos, en algún momento de la historia) hayan creído encontrar la verdad en los hechos descriptos en los libros bíblicos. Era natural, la antigüedad no disponía de los conocimientos que florecen en los días presentes.

Sin embargo, una misteriosa nueva ola revisionista nacida en el seno del fanatismo religioso nortamericano se expande con lentitud, con firme intención de instalar en los planes educativos de ese país la teoría del "Diseño Inteligente". En resumen, su propuesta es la siguiente: la biblia es la única fuente de verdad y conocimiento, la creación sucedió tal como la describe el Génesis, y los evolucionistas, empezando por Darwin, por supuesto, estan equivocados.

El objeto de esta nota no es exponer argumentos que vengan a refutar los postulados creacionistas. En toda internet hay miles de páginas que hacen ese trabajo con mucha eficiencia. Simplemente queremos divertirnos a costa de esas ideas absurdas.

Afortunadamente, en Estados Unidos hay mucha gente que protesta contra la corriente de brutalidad que arrasa esa nación. Todos conocerán a "Padre de Familia", una serie de dibujos animados, de humor similar a "Los Simpsons" (especialmente en las últimas temporadas de Los Simpsons). A continuación, un fragmento de "Padre de Familia" que alguien subió a YouTube, referido a esta polémica.

La Antorcha de la Bestialidad



La brutalidad está al alcance de la mano. Se la puede encontrar en cualquier parte. Las calles están saturadas de gente bestial que avanza, incontenible, aplastando toda esperanza de verdor. Un vecino, un amigo, la panadera, el taxista, la cajera del supermercado, un pariente postergado, un prestigioso periodista, el hábil jugador de fútbol, el secretario general de la UOCRA, un ministro de la iglesia... cualquiera puede albergar en su pecho la más ponzoñosa brutalidad. Muchas veces, gente que creemos generosa, solidaria y garante de los más altos principios humanos nos esconde su odio hacia la razón y la inteligencia, su estupidez más turbulenta. De más está decir que hay que cuidarse de esa gente.

En nuestra nación, particularmente, prosperan con facilidad. Suelen mirar con simpatía la estética y la virilidad castrense, y detestar (o desdeñar, en el mejor de los casos) la intención artística y el afán de excelencia. Por ejemplo, no sería raro que piensen de los artistas callejeros como "unos vagos que no quieren laburar". Son señores que aman el Turismo Carretera y se burlan de los bailarines clásicos por sus movimientos delicados, son orgullosas y prósperas amas de casa que que envenenan a los perros porque orinan en su vereda.

Como dije, están por todas partes. Fatalmente, tarde o temprano, uno se relacionará alguien brutal. A mi me ha sucedido en muchas ocasiones, la última de las cuales ocurrió hace algunos días. Describiré brevemente las alternativas del encuentro.

El escenario fue la carnicería de la esquina de mi casa. Al momento de mi ingreso en el local se estaba llevabando a cabo una animada conversación. El carnicero, tipo simpático en sus modos, de anchas espaldas, de bigote rudo y anteojos con vidrios
gruesos, narraba a su clientela los acontecimientos de la noche anterior: lo habían asaltado.


- Imaginate, yo le doy todo, no vaya a ser que por abrir la boca uno termine mal.


Uno de los clientes corroboraba, comprensivo, los dichos del carnicero. Éste continuaba:


- ¿Queres esto, lo otro? Tomá todo, llevate todo. Lo importante es que uno salga bien del asunto, y bueno, después se verá...


- Claro, es así - decía otra cliente.


Escuchando en silencio supe que la noche anterior, minutos antes del fin de la jornada laboral, dos jóvenes, los cuales fueron descriptos por el hijo del carnicero como "cacos", ingresaron en el negocio y a punta de pistola exigieron la totalidad del dinero de la caja registradora. Huyeron precipitadamente con el botín y con algunos alimentos que tomaron de una góndola. El carnicero, según sus propios dichos, facilitó en todo la labor de los delicuentes, para no ponerlos nerviosos y hacer su estadía en el negocio lo más breve posible.

Todos los clientes nos indignamos por tan desafortunado suceso, y felicitamos al carnicero por su actitud prudente.

Durante un tiempo desde mi llegada al local, cierta sensatez dominó el ambiente, pero no tardó mucho en desaparecer: una de las clientes, vecina de mi edifico, se encargo de recoger la antorcha de la bestialidad:


- ¿Sabe como se soluciona ésto? Con el paredón...


El carnicero dudó un instante, como estudiando la propuesta de su cliente. No tardó mucho en responder:


- Siiiiii, claro. Pero no le quepa la menor duda que se soluciona...


La mujer, envalentonada por la aprobación, continuó:


- Imagínese, empieze a poner a todos contra el paredón, uno por uno. Va a ver que con el tiempo no van a delinquir más. ¿Robaste, mataste? Al paredón, uno menos...


- Es así, tal cual - acompañó el carnicero.


Alcanzando el punto más brillante de su exposición, la mujer adjunto a su propuesta la siguiente perla:


- Es más, mi hijo tiene quince años y ya piensa así. El otro día me dijo: "Mamá, a esos habría que fisularlos a todos, y no habría más chorros". Fíjese... ¡quince años!


Lo más notable, lo sobrecogedor, lo desconcertante fue la forma en que la mujer se refería a su hijo. Hablaba de él CON ORGULLO. Con el mismo orgullo y satisfacción con que hubiera dicho "Mi hijo tiene quince años y en la escuela es el mejor promedio, y además trabaja con el padre en el campo, y hace poco se puso de novio... viera ustéd que hermosa es la chica..."
Por precaución me alejé unos pasos de la señora, fingiendo interés en unas chuletas.
La conversación siguió, se enumeraron algunas ventajas del paredón con respecto a otros métodos represivos, pero afortunadamente la señora no dió más datos sobre las maduras conclusiónes de su hijo de quince años. Se retiró saludando atentamente, sonriente, con sus ojos asiáticos, sus labios gruesos, su cabello corto rubio, su brutal estupidéz y su desmedida ignorancia... y su bolsita con medio kilo de carne picada.

Yo compré lo mío y volví a mi departamento apurando el paso. Cerré la puerta y le di una vuelta de llave, dejando atrás la carnicería, sus clientes y el resto del mundo, y me sentí aliviado.
Recordé, sin embargo: la mujer vivía en mi edificio, en el piso diez.
Dí otra vuelta de llave a la puerta y me encerré en mi pieza.

viernes, 10 de agosto de 2007

Simpática anécdota Napoleónica



A principios de 1815, Napoleón se fuga de la isla de Elba en la que se hallaba confinado, acompañado por un grupo de 600 hombres. Su objetivo era retornar a Paris y recuperar el poder perdido.
Luis XVIII, rey de la dinastía Borbón que había sido proclamado en Francia luego de la victoria de los aliados, recibe la noticia y envia a 6000 hombres al mando del mariscal Ney, quien en el pasado había luchado junto a Napoleón en toda Europa. En los Alpes, el ejército de Ney intercepta a Bonaparte, dispuesto a detenerlo. Pero no pudo. Cada uno de esos soldados había luchado bajo el mando de Napoleón en muchas de las campañas, desde Rusia hasta España. Sentían adoración por su verdadero emperador, y se unieron a él.
Ya con un ejército importante, Napoleón se preparó para su retorno triunfal a Paris. Pero antes del retorno a París, Napoleón envió una nota a Luis XVIII, quien todavía era rey.
La nota decía:

"Querido Luis:

No envíe más soldados, ya tengo suficientes"


Extraordinario

martes, 7 de agosto de 2007

Génesis


Fue un comienzo difícil...
Alguien lanzó la idea de inmortalizar nuestros sublimes pensamientos en internet, de manera que todo el mundo tuviera acceso a ellos. El objetivo era claro: alcanzar primero la simpatía de ustedes, nuestros precarios lectores, posteriormente un prestigio no solo local sino nacional, y por último obtener el reconocimiento académico. Ese camino ascendente incluía, por supuesto, los premios Cervantes y Nobel, no necesariamente en ese orden.
Pero se planteaba una duda inicial: ¿que nombre poner a nuestro espacio?
Meses debatiendo esta cuestión solo trajo una profunda enemistad entre los integrantes del Grupo Bahia Feliz. Cada uno quería imponer su nombre y los argumentos expuestos con ese fin eran de tan lograda calidad, que siempre se llegaba a un empate técnico. Aquí la transcripción de una de nuestras conversaciones:


P: ¿Que tal si ponemos un nombre que tenga algo que ver con Sábato? Somos hinchas de Sábato, no?

E: No, es un viejo oscurantista. Hay que elegir otro nombre, algo gracioso pero al mismo tiempo breve, desconcertante y que deje al lector pensando. Más de dos palabras, y menos de cinco.

F: No digas gansadas, Sábato es nuestro maestro ¿Y como carajo el título de un blog puede reunir semejantes cualidades? El título tiene que referirse a Bahía, a lo chota que es como ciudad, y a sus habitantes igualmente chotos y al periodismo de mierda que florece aquí. Algo como "Bahia Marrón Por La Mierda" o "Bahía Del Orto", directamente...

P: ¿Pero no te cansás de pensar boludeces vos? Esos son nombres de mierda! Los lectores van ser mayormente bahienses al principio, pensá un poco, gil...

E: Pero calláte, tarado... si a vos no se te para.

F: Vos no hablés, puto.


Era como un juego de ajedrez que siempre terminaba en tablas.
La solución al problema llegó de la mano de Aldous Huxley, y su novela titulada "Un Mundo Feliz". Uno de los integrantes del grupo procedió a la lectura del libro y nos persuadió de la conveniencia de un título similar: un día nos dijo "muchachos, ya tengo el nombre del blog", y extrajo de entre sus ropas un revolver calibre veintidós. La aceptación no pudo ser más inmediata. Celebramos con gran júbilo el acuerdo y nos preparamos para nuestra primera publicación.
Pero algo había cambiado.
Las arduas discusiones en torno al nombre de la página habían agotado nuestras reservas creativas, así que no se nos caía una sola idea. Leímos a los clásicos, estudiamos la vida de los grandes hombres, investigamos los más complejos mecanismos del universo material, resolvimos uno a uno los problemas fundamentales de la matemática moderna, todo esto con la idea de que la sabiduría nos permitiría salir del estancamiento intelectual, pero no resultó. Solo calmábamos nuestras ansias de conocimiento, lo cual no sirve para nada, como todo el mundo sabe. Decidimos entonces cortar por lo sano y pensamos: "¿para que publicar un ensayo digno del Premio Nobel de Economía? Nuestros lectores son individuos primitivos, que manejan un lenguaje rudimentario de veinte o treinta palabras. Escribamos una pelotudez sin parangón y listo".
Minutos después, lo que ustedes están leyendo en estos momentos quedó terminado.

Fue un comienzo difícil, pero las dificultades fueron sorteadas y ahora comenzaremos a recorrer un camino sin obstáculos hacia la gloria.


...

Ok, ok... ya lo sabemos. No vamos a tener una puta visita a la página...